Llega a ser contradictorio hoy en día, viviendo en una sociedad que se "dice" moderna, habiendo el hombre pisado ha mucho tiempo en la luna, siendo el progreso de la ciencia y la Medicina indiscutibles, que la obesidad avance en proporciones tan alarmantes. Cerca de un tercio de los americanos son considerados obesos, partiendo de patrones básicos de porcentajes de gordura. Arriba de 20% para los hombres y 30% para las mujeres. En el Brasil los números no son muy diferentes y el gran villano de la gordura excesiva son justamente las facilidades ofrecidas por el mundo moderno. Según una pesquisa americana, de los más de 2Kg. de grasa añadidos anualmente al peso corporal, 1Kg. es atribuido a los controles remotos. Apretamos un botón para todo: televisión, videocasete, equipo de sonido, encendimiento automático de luces, vidrios eléctricos en el carro, escaleras automáticas y mucho más. Es decir, la ley del menor esfuerzo es aliada de la gordura, de las enfermedades cardiovasculares, de la hipertensión arterial, de la diabetes, del cáncer entre otras. Por lo tanto, el exceso de peso no debe ser encarado como un factor meramente estético. Es un problema crónico de salud publica relatado por los Institutos Nacionales de Salud de los EUA. Un tercio de las muertes por cáncer de mama y endometrio están, según reportes médicos de dichas entidades, relacionadas al exceso de gordura, más del 30%. Los otros dos tercios son atribuidos a cardiopatías inherentes a la
obesidad.
De la misma forma es contradictorio el hecho de que los gobiernos gasten fortunas con programas espaciales, premios para los futbolistas de selección nacional, entre otros, cuando las verbas destinadas a la prevención de la obesidad son casi inexistentes. De las seis enfermedades principales, las cardiovasculares arrancaron de los cofres públicos de los EUA 22,2 billones de dólares en el año de 1986, solamente en costos médicos. En 1994 los valores totales ya habían ultrapasado la casa del trillón de dólares. En el Brasil el panorama no es muy diferente.
...Y de quién es la culpa? Desde un punto de vista amplio existe la tendencia a creer que el exceso de comida sea el principal factor de la obesidad. Nosotros sabemos que no es exactamente así, porque si fuera así bastaría una reducción y/o control alimenticio y las personas adelgazarían con relativa facilidad. Unas tienen tanta facilidad de engordar como dificultad de adelgazar. Otras engordan y adelgazan
fácilmente. Existen, sin lugar a dudas, otros factores, tales como los genéticos, ambientales, sociales y probablemente raciales. Una familia de gordos, seguramente tiene hábitos y valores incorporados y si hubiera un delgado en el medio estaría fuera de sintonía. Sin embargo, cabe resaltar que los disturbios hormonales, según datos de la O. M. S. (Organización Mundial de la Salud) y las fuentes citadas por McArdle, raramente son indicados como la causa principal. Lo que sí puede suceder es que la obesidad genere una serie de disturbios hormonales lo cual acaba invirtiendo el orden de los culpables. Es decir, no es el disturbio hormonal el causante y si la obesidad la causante de los supuestos disturbios que se vienen como en cascada.
Hace algunos años que se habla de la mutación del gen OB. como responsable por la obesidad. Fue constatado, como resultado de experimentos con ratones, que dicho gen actúa directamente en una proteína descubierta en 1994, producida en el tejido adiposo y transportada por la circulación sanguínea para el cerebro llamada de Leptina (Del Griego Leptos significando magro) o simplemente OB. Su acción es controlar la saciedad de acuerdo con el valor calórico de los alimentos ingeridos para mantener el nivel de gordura corporal. Es por así decirlo, como si fuera una válvula instalada en el hipotálamo regulando el ansia de comer. La leptina, cuando inyectada en ratones, demostró ser capaz de reducir el peso corporal y el tejido adiposo. Aquel individuo que "come mucho y no engorda", se especula que deba tener una buena producción de leptina. "Suertudo", no es así? Las personas excesivamente gordas tendrían el gen OB. defectuoso a tal punto de nunca sentir que están satisfechos, comiendo compulsivamente.
La teoría de comer despacio, masticando bien los alimentos, procurando saborearlos con el máximo placer, se basa en esto. Es decir, comiendo despacio el organismo tiene tiempo de desarrollar el mecanismo reflejo de la saciedad, estimulando la leptina, ingiriendo menos cantidad de comida o en la justa medida de las necesidades orgánicas. Otro factor bien establecido, es que el peso corporal no es el villano de las enfermedades cardiovasculares y sí el porcentaje de gordura. Personas corpulentas y pesadas, pero con porcentaje de gordura normal no son susceptibles a cardiopatías. Por el contrario, personas de estatura menor, pero gordas corren un riesgo mucho mayor. Esto es un
hecho.
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